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La vida son dos días y siento que ya estoy de fiesta en la primera noche de las dos. Esperemos que la primera noche de mucho de sí, de momento la está dando. Por muchas cosas entiendo que la vida universitaria es la mejor de todas y más si escoges una carrera asequible como la que he seleccionado. De todas formas, esta época es la mejor por varias cosas, si tienes un poco de suerte puedes despegarte del seno paternal y eso siempre se agradece y aunque la época de exámenes sea dura, nos pegamos la mayoría del año sin abrir un libro y disfrutando del momento. Un día alguien me dijo, si empezase la carrera de nuevo no iría ni a la mitad de clases a las que fui por aquel entonces, eso y que el curso acaba en septiembre.
Pero profundicemos, llega el momento, no puedo evitar reírme, decisiones, decisiones. La última vez que tome una fue demasiado buena, esta vez la han tomado por mí.
¿Tristeza? No, nostalgia.
Alguien dijo, el secreto para conseguir el corazón de una mujer es regalo inesperado en momento inesperado, una observación un poco simple quizás.
Los momentos en las que la sostuve se apoderan de mi mente, día soleado y nuestras miradas entregadas, sabiendo que eso nunca nos lo podrían arrebatar.
Hoy me han hecho un cumplido de esos que no se olvidan, ha hecho que me sienta tranquilo, diferente.. “vales más que esos”.
¿Cuál ha sido el mayor halago que os han dicho?
El sábado un compañero me miró y me dijo, sabes que siempre vamos a estar aquí, adelante vete, arriesga, vive lo que yo ahora no poseo, eso hice. Siempre pienso en la frase de un famoso capullo al que no se porque respeto, supongo que será por la jodida frase: “En esta vida hay dos clases de personas, las que hacen y viven las cosas y las personas que hablan de las personas que viven las cosas”. Me llegó.
Ahora sí, la decisión final está tomada. No voy. Supongo que la razón ha ganado al corazón, supongo que el deber ha ganado al sentimiento. Quiero ir pero no debo. Estoy triste, decepcionado conmigo mismo, pensaba que era mucho más sentimental, trascendental, profundo, pero no. Soy basura arrastrada por mi conciencia. La diosa de la fortuna tiene parte de culpa o toda la culpa. Ya sabéis, la teoría de ese indeseable que dice que si algo puede salir mal, saldrá mal. No creo en ese lamepollas, pero el miedo a fallar me puede. La verdad, pensándolo fríamente no tiene ningún tipo de sentido que vaya, solamente tiene sentido en mi lugar más querido, mi corazón.
Yo, que me creía un tocado, no soy más que una pobre oveja acompañada por un triste rebaño al que no dudaría en destripar si me diesen la mínima opción, pero sigo con ellos. Ahora mismo odio mi persona, odio lo que siento. Ahora mismo soy una vergüenza para más de una persona que me quiso, yo promulgué el si no arriesgas no ganas y ahora soy un ente lamentable. Dejo pasar esta oportunidad y con ello gran parte de mí mismo.