Y sí, joder, claro que me bajo discos de internet, muchos, pero no es algo que me permita disfrutar de la música en todo su encanto. Ya no hablo sólo de la calidad, que naturalmente pierde mucha cuando se transforma a los 192 kbps que poseen la mayoría de discos en la red, sino del atractivo que implica llegar a casa, desprecintar un cd recién comprado, y dejar que suene, mientras tus manos corren hacia el librillo de la carátula para ver si contiene letras o fotografías.
Por no hablar del clasicismo y la armonía del sonido analógico, del veterano vinilo. Mucho más personal que un cd, diferente sonido-más puro y mejor conservado-, y ante todo, mucho más romántico. Otro asunto más espeluznante es su precio, más elevado aún con las remasterizaciones que se están haciendo hoy en día. Y qué coño, sin remasterizar; recuerdo todas las tiendas que visitamos en el viaje a Londres, donde llegamos a ver una primera edición del Sgt. Peppers por 80 libras. Aunque cierto es que también encontré varias gangas, con las que sin dudarlo me hice.
Bad Company-Bad Company............2.5 Libras

U2-The Joshua Tree.................2.5 Libras

ZZTop-Afterburner...................2 Libras

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Bad Company-Bad Company